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Jóvenes sin estudios ni trabajo

Un 25% de las personas que tienen entre 18 y 24 años carecen de capacitación y empleo; la deficiente educación secundaria es una de las razones del fenómeno.

"Necesito gente y no consigo. Y lo peor es que sé que hay muchos por acá sin trabajo, pero vienen un rato, se van, y al otro día faltan. Después dicen que no hay trabajo. Quizá pesa el tema de los planes sociales, está la idea de no trabajar porque se pierde el plan... Trabajo hay, lo que pasa es que los jóvenes no quieren trabajar", dice, con algo de bronca, un comerciante de Ituzaingó.

Según el informe Empleo y Desarrollo Sustentable que elabora la Escuela de Economía Francisco Valsecchi, de la Universidad Católica Argentina, en el país uno de cada cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años no trabaja ni estudia.

Acceder a un empleo está directamente relacionado con la educación recibida. En un contexto donde recientemente se contabilizaron 24 colegios tomados en la Capital Federal, y 180 días de clase que no están garantizados, más las universidades que se sumaron a la protesta, otro informe, esta vez del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), da cuenta de que sólo uno de cada tres adolescentes termina la escuela secundaria a tiempo. Este dato proviene de la matrícula escolar publicada por el Ministerio de Educación.

"El déficit educativo es muy alto y creciente -informa Idesa- y se produce pese a que en 2006 se aprobó una nueva ley de educación nacional que establece un piso de financiamiento del 6% del PBI para la educación y la obligatoriedad de la secundaria."

Las causas, según Jorge Colina, director de Idesa, son varias: el deterioro socioeconómico de los hogares; la pérdida de valores y el sentido de la autoridad entre los adolescentes. Otra razón que apunta el trabajo es la falta de orientación que hay en la secundaria respecto de las necesidades del mercado de trabajo, y fallas pedagógicas.

Entonces, no sólo se trata de quienes dejan de estudiar, también de la calidad de la enseñanza, que en la Argentina deja mucho que desear. Como prueba está la evaluación internacional PISA, realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que mide las capacidades de lectura, matemática y ciencias en adolescentes de 15 años. En 2006 (últimos datos disponibles) reveló que la Argentina está en el puesto número 51 entre 57 países evaluados, y que se encuentra significativamente por debajo del promedio de la OCDE.

Según Patricio Millán, director de la Escuela de Economía Francisco Valsecchi y responsable del informe, las escuelas tienen que mejorar la calidad de la educación y de los profesores. Para empezar, el abandono de la escuela es un proceso que se va dando de a poco, no sucede de un día para el otro. "Un día el joven no va y ve que no pasa nada, después no va por dos días, comienza a faltar seguido y termina abandonando. Estos jóvenes después hacen lo mismo en el trabajo. Faltan, no tienen constancia... Es en la escuela donde hay que hacer intervenciones tempranas, con muy buenos maestros, bien entrenados, que sepan detectar esta problemática y puedan revertirla". Quienes dejan de estudiar ingresan en el mercado laboral con capacidades muy limitadas, y esto les impide tener acceso a empleos de calidad.

La problemática laboral de los jóvenes también se replica en la realidad mundial, aunque más ligado a la última crisis económica. Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el mundo hay 81 millones de jóvenes sin empleo, 7,8 millones más que hace dos años.

Para Ernesto Kritz, titular de Sel Consultores, el problema laboral no sólo es de falta de calificación. "Hay insuficientes oportunidades de empleo para los jóvenes. Si la tasa de desempleo general ronda el 10 por ciento de la población activa, en los jóvenes es de 20. Una gran barrera es la falta de experiencia. Entonces tienen en su mayoría empleos en negro, informales, de alta rotación y con salarios bajos. Para muchos chicos de hogares pobres, con insuficientes calificaciones, lo que podrían obtener no resulta demasiado atractivo."

Una de las principales recomendaciones del informe de la UCA es que se incorporen en las escuelas secundarias modalidades vocacionales. Es decir que combinen la enseñanza de conocimientos generales con distintos conocimientos ocupacionales relacionados con las necesidades de las empresas, justamente para que obtengan algo de experiencia en el mundo del trabajo.

"La mayoría de las escuelas están orientadas a personas que van a ir a la Universidad, pero esto no es lo que está sucediendo", afirma Millán. Y propone que las escuelas interactúen mucho más con las empresas para detectar sus necesidades y que los egresados puedan salir con alguna perspectiva laboral.

POR: PAULA URIEN
FUENTE: LA NACION

 
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