MENDOZA
Nació la bebé cuya madre tiene 12 años Ambas están bien de salud

Con sólo 12 años es madre. La nena abusada habló con UNO sobre la nueva etapa que le toca vivir. Reconoce que “todo cambió en mi vida”. Hoy le dan el alta tras la cesárea que le hicieron el martes.

Fueron ocho meses difíciles porque la vida le cambió vertiginosamente. De la noche a la mañana debió dejar la casa de su niñez, sus amigas de la escuela y la inocencia para convertirse en madre, una condición de la que todavía no logra tener conciencia plena.

Con todo eso a cuestas, la menor de 12 años violada el año pasado en Russel, Maipú, se recupera de la cesárea que debieron practicarle de urgencia en el hospital Paroissien el martes 17 para tener a su hija ochomesina fruto del abuso por el que está imputado su padrastro.

El único futuro imaginable por ahora es estar con su pequeña. “Me gustaría volver a la escuela pero para eso quiero esperar un poco porque la bebé es muy chiquita todavía”, explicó ayer la menor en una charla que mantuvo con Diario UNO desde una de las salas de maternidad del centro asistencial, que dejará hoy cuando reciba el alta médica.

Tras reconocer que aprendió a cambiar pañales cuando la dejaban encargada del cuidado de sus hermanos, la chica fue un poco más allá con sus aspiraciones.“Quiero vivir en una casa linda y ser ama de casa”, remarcó con cierta esperanza la niña, cuya tutela está en manos de su abuela materna.

Su caso es tal vez el que mayor conmoción causó en la opinión pública el año pasado. Después de que su madre solicitara a la Justicia de Familia el aborto terapéutico de la menor cuando atravesaba la semana 17 de embarazo, fue internada en el hospital Notti por pedido judicial. A su alrededor se desató una polémica entre las organizaciones antiabortistas y proaborto que discutían el futuro de su gestación.




Finalmente, luego de una serie de pericias y la intervención del Comité de Bioética, la familia decidió que el embarazo seguiría su curso, tal como había dictaminado el juez de Familia Germán Ferrer.

Una vez que deje la sala hospitalaria, la maipucina seguirá recibiendo, como hasta ahora, asistencia de los pediatras y psicólogos del Grupo de Alto Riesgo del Notti, así como también retomará las clases a domicilio para volver a cursar en breve el sexto grado, que hace unos meses dejó trunco.


Aprender a ser madre
“Para mí cambió todo. Dejé la escuela, fui a vivir con mi abuela y aprendí de a poco cosas que antes no sabía”, cuenta la menor cuyo cuerpo expresa una postal totalmente distinta de la que se percibe a través de sus palabras. Es que, pese a tener la apariencia física de una mujer segura cuando amamanta a su hija, en su mirada guarda bastante de la niña que es de acuerdo a su edad.

Está cansada porque el nacimiento de su beba fue algo complicado. “El lunes pasado fui al Notti y como tenía la presión alta me derivaron de urgencia a este hospital para hacerme la cesárea”, detalla sobre la experiencia de traer al mundo a la pequeña, que pesó 2,680 kilogramos.

Mientras esgrime algunas palabras, su bebé no succionaba bien al intentar mamar y eso la inquieta un poco. Por eso es su madre quien toma las riendas del relato. “Dejamos la finca que teníamos con mi pareja, el violador, porque cuando se lo llevaron preso yo no sabía cómo mantenerla. Por ahora la tutela la tiene mi mamá pero espero que pronto me la devuelvan, aunque ahora vivimos todas bajo el mismo techo”, dice la mujer que, a pesar de haber naturalizado el hecho, aún no puede mirar a los ojos a su pequeña de 12 años. “Siento que soy responsable”, manifiesta entre dientes para que su hija no la escuche.

Y como si presintiera el sentimiento materno, la niña madre vuelve a traer al ruedo su inocencia. “Mi abuela me quiere y cuida pero yo tengo a mi mamá y quiero estar con ella”, aclara. Dentro de unos meses esta chica intentará volver a ser la niña que dejó en el camino para asumirse como madre. Y para eso, dice con voz esperanzada, “confío en la ayuda que me dé mi familia”.



Cecilia Osorio
FUENTE: Diario Uno