Miradas
Blend generacional

Se está acuñando un nuevo término de gestión empresaria con el nombre, en inglés, gen-blending, y que podríamos traducir como mezcla generacional.


Consiste en formar equipos de trabajo cuyos integrantes pertenezcan a las tres generaciones en boga: los baby boomers, nacidos entre 1940 y 1950; la Generación X, pertenecientes a las décadas del 60 y 70, y la Generación Y, que hoy tienen entre 20 y 30 años.

Cada uno tiene sus características, arbitrariamente asignadas, como suele suceder con las clasificaciones masivas y ha de tenerse en cuenta los orígenes anglosajones, pertenecientes al mundo desarrollado. En América latina los rasgos distintivos pueden ser muy diferentes, aunque es frecuente que se asimilen acríticamente las pautas culturales de los países centrales. Por ejemplo: hubo en nuestro continente un movimiento hippie que cuestionaba el consumo desenfrenado, cuando la mayoría de la población apenas tenía acceso a consumir alimentos.

Hechas estas advertencias, no es descartable la idea central del gen-blending . La posibilidad de combinar experiencia y conocimientos a través de distintas edades ya está siendo puesta en práctica en organizaciones norteamericanas importantes como Time Warner y Wal Mart. Implica abandonar la idea de que existen brechas generacionales imposibles de franquear y aceptar que se puede aprender de otros que no comparten la misma visión, porque provienen de experiencias diferentes. El ejemplo más claro podría ser las cuestiones referidas a tecnología. Muchos de los que están al borde de la jubilación, los baby boomers, rechazan de plano las posibilidades que brinda la computación a través de Internet, incluyendo las redes sociales como Facebook, Twitter, los programas de gran sofisticación y accesibilidad. Los jóvenes de 20 y 30 años son verdaderos expertos en el tema, porque han crecido bajo la luz de los comandos del mouse. Entonces, ¿quiénes pueden ser los maestros, en este caso?

Claro está que existen condiciones previas que, como en la mayoría de las situaciones sociales, tienen que ver con actitudes. En la educación en particular el requisito indispensable es la humildad, es decir, reconocer que algo no se sabe y se puede aprender. La actitud de soberbia de un mayor ( o me las sé todas) puede chocar con la petulancia juvenil ( os viejos no sirven para nada). Ninguna de estas posiciones es cierta, pero imponen barreras que paralizan la enorme energía que existe en la propia organización. Bienvenido será que las distintas generaciones depongan sus armas de defensa y ataque, dejando de lado la lucha estéril y logren formar equipos de trabajo. La experiencia puede ser fascinante porque, sin duda, el enriquecimiento crecerá exponencialmente.